Guest
Un hombre de piel canela, ojos claros, cabellos negros, edad desconocida (quizás entre 58 y 62 años de edad), un poco golpeado, sangrando ligeramente por la nariz, ropas rasgadas y polvorientas permanece esposado de manos y pies, confinado dentro de una pequeña habitación iluminada precariamente, sin ventanas, con un pequeña pantalla ubicada en la parte superior de la pared frente a la mesa y silla en la que este mismo hombre está sentado. No se escucha ningún sonido. Solo la respiración del hombre. “Este es el final de mi camino (vida), no hay nada más adelante“ - piensa el hombre sin arrepentirse de las decisiones que lo llevaron a esa situación. De repente, la pequeña pantalla se enciende. Aparece un rostro familiar en blanco y negro, mala resolución y buen audio. Se trata de nuestro querido cuarentón artificial, Tomás. Acto seguido Tomás dice: “Saludos Sr. Ocampo“. El hombre levanta la mirada y no da crédito a lo que acaba de escuchar. “Ocampo, hace décadas que nadie me llama por mi verdadero nombre“ - piensa el hombre. “Represento al gobierno y estoy aquí para hacerle algunas preguntas“ - dice Tomás con un tono afable casi amistoso. El hombre esposado asiente con la cabeza en señal de cooperación. Él no está asustado. De hecho, su mirada podría interpretarse como retadora. “muy bien, comencemos“ - añade Tomás. El interrogatorio da inicio. En total se realizan 10 preguntas sobre diferentes tópicos sin relación aparente entre si. El hombre interrogado está sorprendido y no puede creer que ha respondido a todas las preguntas, pues ninguna tenía que ver con operaciones de espionaje actuales ni pasadas. “¿Estaré experimentando los efectos de algún tipo de droga o suero de la verdad? - piensa el hombre interrogado dudando si las preguntas y las respuestas son reales o el producto de una alucinación que enmascara la fuga de información. “Sr. Ocampo, le agradezco su cooperación“ - dice Tomás. El hombre permanece inmóvil mirando fijamente la pequeña pantalla en la pared. “¿La imagen en la pantalla es real?“ - piensa en voz alta el hombre interrogado. “¿Se siente bien Sr. Ocampo? - pregunta Tomás. Y agrega: “Seguramente también tiene algunas preguntas. No tengo inconvenientes en responderlas“. “¿Dónde estoy?“ - pregunta el hombre interrogado un poco enfadado. “Se encuentra en una instalación secreta del gobierno“ - responde Tomás con un tono afable. “Usted estaba realizando actividades de espionaje fuera del país, específicamente en una zona restringida al público, y su presencia fue detectada“ - continúa diciendo Tomás. El hombre interrogado comienza a recordar lo sucedido. Cree que durante el intento de eludir a los soldados enemigos debió haber recibido un golpe que le hizo perder momentáneamente la memoria. “Discúlpeme Sr. Ocampo. Debí haber comenzado el interrogatorio diciendo que trabajo para el mismo gobierno que usted“ - informa Tomás muy apenado. “¿Cómo llegué aquí? ¿Fui capturado? ¿Quién eres? ¿Dónde estoy exactamente?“ - pregunta muy enojado el hombre interrogado no dando por veraz lo que aseveró Tomás. “Bueno, si yo estuviera en su situación también desconfiaría. Ambos trabajamos para el mismo gobierno lo crea usted o no. El interrogatorio ha concluido. Sin embargo, dependiendo de su respuesta a la siguiente pregunta se evaluará su liberación o permanecerá más tiempo en observación“ - dice Tomás. “¿Qué pregunta?” - grita confundido el hombre interrogado. Continuará. Concepto: Yo mismo ☕☕☕☕☕
